“ El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. Este hecho debe ser transmitido a todos los padres, educadores y personas interesadas en niños, porque la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad” (María Montessori)
Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) “son un conjunto de alteraciones graves relacionadas con la ingesta de comida cuyo origen se encuentra en múltiples factores”. En uno de sus boletines sobre salud mental, el Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, recoge la siguiente afirmación de la OMS: “Los trastornos de conducta alimentaria como la bulimia o la anorexia tienen asociados una mortalidad superior a la de cualquier otro trastorno mental”. Es sabido que el estrés afecta en mayor medida al cerebro adolescente, por lo que los trastornos asociados a la ansiedad, como es el caso de los TCA, tienen su origen, en gran parte, durante esta etapa del desarrollo de la persona. Estos trastornos, además, “tienen mayor incidencia en las niñas y en ellas, aparecen antes”.
A través del juego no solo vamos a conseguir que los niños se entretengan, sino que también vamos a permitirles desarrollar diferentes capacidades y destrezas. Además de constituir una de las formas más divertidas de socialización, el aprendizaje que se realiza mediante el juego es más real y efectivo, ya que se va a aproximar mejor a sus intereses y al entorno en el que viven. Para ellos, el juego es realmente un trabajo imprescindible.
Una de las realidades más difíciles al educar adolescentes es cuando, tanto padres como profesores, tienen que dar un paso atrás y limitarse a recomendar, aconsejar y acompañar, dejando total libertad de elección a los jóvenes, sabiendo que se encuentran en un mundo expuesto a numerosas tentaciones que pueden llevarlos por un camino de sufrimiento. Cuando es así, no solo tenemos que pedirle a él que sea fuerte; quizá es un momento propicio para valorar si nosotros también mostramos esa fortaleza. Porque, si hay una experiencia educativa universal, es que ellos actuarán exactamente como han visto actuar a sus modelos, no se limitarán a hacer lo que se les pida que hagan.
Los niños, sobre todo en sus primeros días, meses y años de vida, son el centro de atención de todos los que le rodean. Padres, hermanos, abuelos, familiares y todo el entorno reciben con alegría a esa nueva persona que ya va a formar parte de sus vidas, y dirigen hacia ella una gran cantidad de miradas que encierran amor, apoyo y confianza. Por su parte, el niño, a través de lo que su propia mirada es capaz de captar y aprender, va desarrollando su personalidad.
La importancia de las relaciones sociales del ser humano puede entenderse si partimos de esta consideración: “No es bueno que el hombre esté sólo” (Gen 2,18).
En esta frase del génesis, Dios no se refiere exclusivamente a la soledad de Adán, sino también a la soledad de Eva. La soledad, en el sentido más estricto, hace daño al hombre.
En la sociedad actual hay muchos adolescentes que están solos muchas horas al día. Eso hace que, en el poco tiempo que se pasa con ellos, sea más sencillo resolverles los problemas que ayudarles a que ellos mismos encuentren una solución. Es bueno reflexionar sobre esta actuación que, como padres, es casi inconsciente. No nos gusta verlos sufrir el tiempo que compartimos con ellos y nuestra visión subjetiva de padres, a veces, hace que actuemos antes incluso de que nos necesiten. Pero habría que considerar que, con esta forma de actuar, retrasamos la consecución de una de las metas de su vida, que es alcanzar la madurez.
Ejercer la autoridad en el mundo actual es todo un reto, al que los padres se tienen que enfrentar desde que los hijos son pequeños. La mejor manera de hacerlo es de forma firme y positiva.
La autoridad no está reñida con el cariño y la flexibilidad, más bien al contrario; para que sea efectiva, estos dos elementos tienen que estar presentes en la labor educativa, ya que los hijos, cuando se sienten queridos, asumen mejor las indicaciones que les dan sus padres.
Este Sitio Web utiliza Cookies analíticas para mejorar nuestros servicios y la experiencia del usuario. Al navegar en el Sitio Web o interactuar en el mismo, aceptas el uso de estas Cookies.No obstante, puedes cambiar la configuración de Cookies en cualquier momento. Más Información