Se acercan las deseadas vacaciones de Navidad, las calles se van llenando de luces y adornos. Es tiempo de preparación, de recogimiento, para la venida del Salvador. Los niños viven con una gran ilusión la preparación del cumpleaños de Jesús, pero la pregunta es ¿y los adultos vivimos este tiempo con esa ilusión infantil o nos domina el agobio de regalos, comidas, etc.? Sí es así, lo primero que debemos hacer es pararnos y reflexionar sobre lo que realmente es importante en estas fechas, ¿qué “cosas” pueden llenar el corazón de nuestros hijos? Desde luego, ni los juguetes de los Reyes Magos, el Niño Jesús, o Papá Noel conseguirán llenar de felicidad el corazón de nuestros niños.
Es indudable, como dice Goleman - una auténtica eminencia en el campo de la inteligencia emocional, que existe “un desasosiego emocional que parece ser el precio que los jóvenes han de pagar por la vida moderna”. El hombre es, para bien o para mal, ser de costumbres. La parte positiva es que este hecho hace que adquiramos rutinas y hábitos que nos ayudan a mejorar, en contraposición, nos acostumbramos a normalizar situaciones que, por desgracia, no son normales. Nos hemos acostumbrado a jóvenes perdidos, a adolescentes tristes, taciturnos e incluso violentos, nos parece “lo normal para la edad”.
Catherine L´Ecuyer, autora del también best seller Educar en el asombro, sorprende esta vez con una obra en la que da pautas para educar en un mundo “con más pantallas que ventanas”.
Cuando amas a alguien, quieres mirarlo a los ojos y decirle: “¡Qué bueno es que existas!, ¡Qué maravilloso es que estés aquí!” Celebramos, con estas palabras el hecho de que esté a nuestro lado. Pensamos en esa persona y queremos manifestarle nuestro amor de mil maneras, pequeñas -de ordinario-.
Sólo el título del libro ya nos dice mucho. El artista ama su creación y para crear hay que amar, Dios así lo ha hecho; pero para entender el contenido de esta obra es necesario comprender a fondo el significado de la palabra “amar”.
Es frecuente encontrar, en los lugares de trabajo y de ocio, conversaciones de tono jocoso, cuando no claramente vulgar, que manifiestan un total desconocimiento de la conyugalidad y reducen lo sexual a un encuentro de dos cuerpos, sin que medie el amor.
Durante la adolescencia, el cerebro cambia, evoluciona, se renueva… Y estos cambios biológicos tienen mucho que ver con los cambios actitudinales que podemos percibir en los adolescentes.
Leyendo el título del libro, podría parecer que la autora va a señalarnos una serie de métodos para poder estimular el asombro en los niños y adolescentes, y así conseguir que se asombren al observar lo que les rodea.;sin embargo, su intención es la opuesta; porque su finalidad es ayudar al educador a descubrir dos cosas esenciales en el mundo de la educación: la primera es que la misión del educador es acompañar y acoger al educando, no inculcarle conocimientos o ideas y la segunda es que la tarea educativa, el desarrollo de cada persona en el proceso de su educación, es un proceso de adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro. Esta última frase puede resultar sorprendente a primera vista, pero mientras se lee el libro se comprende lo que quiere trasmitirse.
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