Película. ¨ La Navidad de Ángela”
Año. 2017
Reparto Ruth Negga en el papel de la madre de Ángela y Lucy O·Connell como Ángela.
Clave. Asombro, ternura, cariño
“La Navidad de Ángela” o “Angela·s Christmas” es una película de animación dirigida por Damien O·Connor y escrita por Will Collins y Damien O·Connor.
Aunque es una película de animación, puede llegar a ser muy recomendable para toda la familia. Resalta la importancia del nacimiento de Jesús, pone en valor la familia y sus tradiciones. Es una película llena de ternura y nos enseña cómo es la mirada de un niño, esa mirada que todo adulto debe recuperar.
En ocasiones podemos observar en las edades más tempranas de nuestros hijos ciertas manifestaciones de agresividad que nos pueden sorprender por tratarse de reacciones desproporcionadas a la situación o al acontecimiento vivido. Para afrontar estos momentos vamos a ir viendo las posibles causas que las provocan y cómo podemos ayudarles a superarlas.
¿En qué consiste la agresividad?
La agresividad es una reacción emocional ante sucesos que producen miedo, amenaza o frustración. Los adultos, en general, poseemos herramientas para afrontar estas situaciones, pero los niños carecen de ellas y tenemos que enseñarles los mecanismos para poder manejarlas.
Durante la etapa infantil, a partir de los 3 ó 4 años, muchos niños expresan un fuerte deseo de querer ser “mayores”, quieren vestirse solos, empiezan a ayudar, tanto en tareas de casa como en el colegio y a imitar a los adultos en el juego simbólico. Ese deseo de querer ser “mayor” es algo normal en el desarrollo evolutivo del niño, ya que cada vez va adquiriendo mayor autonomía. Sin embargo, junto a esa necesidad de crecer convive otra igualmente intensa de seguir siendo pequeños, cuidados y protegidos.
Al escuchar frases como “yo solo”, “no quiero ir al cole”, “quiero dormir contigo”,” esto no me gusta”, los adultos debemos interpretarlo no como un síntoma de rebeldía y desobediencia sino como una señal de un sano deseo de querer crecer. Pero que sea una reacción habitual no quiere decir que no hagamos nada frente a esas conductas.
El protagonista de la película es Wayne Dyer, doctor en psicología y conocido por sus obras de autoayuda, entre ellas "Tus zonas erróneas". A través de una entrevista que están filmando para un programa de televisión, el Dr. Dyer va exponiendo reflexiones sobre cómo enfocar la vida -con sus momentos ordinarios y extraordinarios- , las relaciones con las personas y las cosas; y cómo podemos aprender a convertirlas en ocasiones de ser mejores y de llegar a realizar una misión concreta que está inscrita en nuestra propia naturaleza.
Con la llegada de la adolescencia se da paso a una extraordinaria multitud de transformaciones, entre ellas, el cambio de referentes que los jóvenes experimentan durante esta época. Sus padres y profesores dejan de ser sus héroes, y sus amigos se convierten en su centro, en las brújulas que los guían y de quienes más tienden a fiarse, siendo este el ámbito donde más confiados y a gusto dicen sentirse. Esto hace tambalear a muchas familias, pues la mayoría están mentalizadas de que “la adolescencia de sus hijos será un tiempo de tormenta y estrés”. Además, como esto se ha dicho tan a menudo, “es como un artículo de fe. Es decir: se da por hecho que será así y que nada ni nadie podrá cambiarlo.”(Castells y Silbers, p.71).
El maravilloso cuento del "Patito Feo" nos narra la historia de una pequeña ave que, al salir del cascarón, nace diferente a todos los hermanos , por lo que es rechazado y ridiculizado en la granja. Él se siente triste y solo, se ve distinto y sabe que no es querido por su forma física. Después de un largo viaje y superando las dificultades del invierno, descubre que la realidad no tiene nada que ver con lo que parece; él es un cisne hermoso. Algo que descubre al verse reflejado en un lago junto a otros muchos cisnes. Finalmente, se une a su verdadera familia y allí, con los suyos, encuentra felicidad y comprende que la belleza está en la aceptación de uno mismo.
Los niños, especialmente cuanto más pequeños son, exigen una satisfacción inmediata para sus necesidades o deseos. Un bebé que llora por hambre no entiende de esperas; cuando son algo más mayores, utilizan un reclamo de atención, los primeros juegos también son una cuestión de prioridad o inmediatez. En este proceso de crecimiento, lograr inculcar la virtud de la paciencia y el orden, así como la gestión del tiempo y la espera sin frustración, es un gran reto para los padres, especialmente en un contexto en el que la cultura de la inmediatez que nos rodea no es, precisamente, una ayuda.
En este inicio de curso volvemos a las carreras después de haber pasado unos días de descanso; días en los que hemos compartido bastante tiempo juntos en familia. En este tiempo, es posible que hayamos conversado con mucha más tranquilidad, mucha más de lo que nos deja el ritmo habitual de la vida con los miembros de nuestra familia, amigos, o familiares que vemos con menos frecuencia.
Precisamente, en esos momentos de conversación, es donde nos descubrimos como familia, como seres cercanos, donde nos identificamos con los demás. Es la importancia de esos momentos lo que vamos a resaltar aquí, esas conversaciones que eliminan las barreras entre padres e hijos.
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