Mariolina Ceriotti es neuropsiquiatra y psicoterapeuta, conocida por sus muchos artículos y conferencias sobre la familia. Son especialmente interesantes sus escritos acerca del tema de lo masculino, de lo femenino, y sus diferencias.
El desprendimiento es una virtud por la que las personas saben vivir sin atarse con lazos excesivos hacia los bienes materiales en general o hacia algunos en particular. Este hábito es un modo concreto de practicar la templanza, que permite al ser humano disfrutar de la vida con la libertad y la alegría de los hijos de Dios sin aherrojarse a las cosas; sin dejar que los vicios o las pasiones desordenadas esclavicen sus apetitos; con capacidad para decir no con tranquilidad, sin angustias; y para decir sí con agradecimiento a Dios y sentido de la medida.
Los humanos nacemos con un gran potencial que hay que desarrollar a lo largo de la vida. Es cierto, la raza humana es la más débil al nacer. Muchos estudios confirman que cuando un bebé no es atendido por sus padres y/o cuidadores, éste puede llegar a no sobrevivir, a diferencia de otros mamíferos, que nacen y enseguida empiezan a andar y a comer por sí solos.
Francisco Armenteros Montiel es abogado y tiene con el doctorado de Ciencias de la Educación y en Derecho Canónigo. Actualmente es Canciller- secretario general y portavoz de la diócesis de Getafe. Ha trabajado en los Medios de comunicación, programas de radio, prensa y publicado varios libros.
El autor, Paulino Castells, analiza las características del amor en un mundo en el que el desamor parece más frecuente de lo que nos gustaría, impidiendo que las personas seamos felices.
La amistad conlleva el ejercicio de virtudes asociadas al amor, ya que la amistad es un tipo concreto de amor. Es, así mismo, un afecto distinto del que se profesan padres e hijos -llamado filiación-, del que se siente entre hermanos – denominado fraternidad-, o el que une a la esposa y el esposo -conocido como conyugal- pero, en definitiva, es una forma de amor. Por este motivo, esas virtudes están todas ellas íntimamente ligadas a la caridad, que es la participación en el amor pleno, el amor con el que Dios nos ama.
Mis amigos Carlos y Lidia se casaron hace unos días en la Iglesia de San Antón, Madrid. La boda fue preciosa. Ante Dios y sus seres queridos prometieron fidelidad “hasta que la muerte os separe”. Es lo que todos deseamos, que el amor dure para siempre. Sin embargo, todos conocemos parejas que no continúan juntas apenas pasados unos meses de convivencia.
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