Marzo 2025: UN CAMINO HACIA LA BELLEZA

“La belleza reside en el corazón de quien la contempla” (Albert Einstein)
Impresiona este hermoso y profundo pensamiento. Si la belleza reside en el corazón humano, hoy más que nunca, necesitamos forjar la sensibilidad por la bondad y la belleza en los niños, ya que solo así, podrán reconocer y contemplar las maravillas que nos rodea en lo cotidiano de cada día. Educar la belleza en los niños es, en el momento actual, un gran reto. Un proceso que involucra no solo la apreciación estética, sino también el desarrollo de un sentido de respeto y valoración por lo que es hermoso en un sentido más amplio. Lo que no se educa, no emerge de modo espontáneo. Al igual que las virtudes, la belleza, el amor por la verdad y la elegancia necesitan de un camino de formación en el interior de los niños.
Podemos aprovechar el gran valor de la sensibilidad emocional que poseen los niños para que descubran lo grandioso y lo extraordinario que contiene las cosas más ordinarias de su entorno.
Algunas ideas para promover esta educación en los más pequeños:
1. Fomentar la observación y apreciación de la naturaleza
La naturaleza está llena de belleza: colores, formas, texturas, sonidos. Salir a caminar, explorar los parques, bosques, montañas o la playa les permite ver la belleza en el mundo natural. Hablemos con ellos sobre qué es lo que hace que el paisaje, los animales o las plantas sean bellos y especiales. “En cada niño, todas las cosas del mundo son hechas de nuevo y el Universo se pone de nuevo a prueba. Cuando paseamos por la calle y vemos debajo de nosotros esas deliciosas cabezas, deberíamos recordar que dentro de cada una hay un Universo recién estrenado, como lo fue el séptimo día de la creación. En cada uno de esos orbes hay un sistema nuevo de estrellas, hierba nueva, ciudades nuevas, un mar nuevo…” (Chesterton)
2. Exponerlos a diferentes expresiones artísticas
Llevar a los niños a museos, galerías de arte, conciertos o espectáculos es muy beneficioso para los niños en más de un nivel: calma la mente, favorece la concentración, la reflexión y el pensamiento creativo, además de ayudar a apreciar la belleza.
Los niños pueden comenzar a entender y apreciar la belleza en la pintura, la música, la danza y la escultura. En ese momento o después, conversad con ellos sobre lo que vieron y cómo les hizo sentir, qué fue los que más le gustó y que reflexionen sobre el porqué de su elección, les ayuda a conectar emocionalmente con el arte. El ver la belleza artística es una experiencia enriquecedora que favorece su amor por lo bello.
3. Fomentar su creatividad y la expresión emocional
El arte es un medio maravilloso para que los niños expresen sus emociones y sus sentimientos. Los padres y educadores debemos darles herramientas para que ellos mismos puedan crear: pintura, dibujo, escultura, baile y música. Al crear, los niños no solo experimentan el proceso de belleza, sino que también desarrollan su propio sentido estético y aprenden a comunicar sus sentimientos y emociones de una manera natural.
4. Valoración de la diversidad
Enseñarles que la belleza no es solo una cuestión de apariencia física, sino que reside en la diversidad de formas, colores y expresiones humanas. Hablarles sobre diferentes culturas y cómo cada una tiene su propia idea de lo bello. “Somos únicos, pero no somos los únicos”. Los demás también tienen mucho que aportarnos. Enseñar a los hijos a ver lo bueno que poseen los demás, lo bello, les ayuda a respetar la riqueza de la diversidad.
5. Desarrollar la empatía y la bondad
La belleza también lo que se expresa a través de las acciones. Enseñarles a ser amables, respetuosos y empáticos refuerza la idea de que la belleza también está en el comportamiento y los sentimientos. Que descubran la belleza en la mirada de su madre, en un gesto de generosidad, en un detalle de cariño que ven hacer a una persona, … ¡Qué grandeza expresa la canción de “ La bella y la bestia” cuando dice:
“Hoy igual que ayer, pero nunca igual
Siempre al arriesgar
puedes acertar tu elección final
Debes aprender, dice la canción
Que antes de juzgar tienes que llegar hasta el corazón
Cierto como el sol que nos da calor
No hay mayor verdad, la belleza está en el interior.”
6. Establecer ejemplos positivos
Como adultos, somos modelos a imitar. Los niños tienden a observar a los adultos y otras figuras significativas en su vida para aprender lo que es bello o valioso. Si los padres o cuidadores valoran la belleza de la naturaleza, las artes o las relaciones humanas, es probable que el niño también desarrolle una apreciación por esas mismas cosas.
Los hijos ven y los hijos hacen. Cuantas veces hemos podido comprobar que la mejor herencia de unos padres o de unos abuelos ha sido una afición a la pintura, a la música o a una afición artística.
Los hijos también aprenden de sus padres a tratar con los demás en el arte de la amabilidad. El modo en que respetamos, hablamos y tratamos a los demás es una forma de ejemplarizar la belleza de lo que llevamos en el corazón.
7. Celebrar las pequeñas cosas
La mayor parte de las veces la belleza está en lo cotidiano: el color de una flor, el brillo del sol al atardecer, una sonrisa. Al señalar y valorar estos momentos, los niños aprenden a ver lo hermoso en lo simple. Celebrar una buena nota, un éxito, algo que ha salido bien…todo en la familia es motivo de celebración y eso es bello.
Los niños también perciben la belleza a través de las emociones que experimentan. Un abrazo cálido, un momento divertido con amigos o la risa de un ser querido son experiencias que los niños valoran profundamente y asocian con la belleza.
8. Cultivar el autocuidado y la autoestima
Ayudar a los niños a sentirse bien consigo mismos, no solo físicamente, sino también emocionalmente, les permite desarrollar una visión más amplia de la belleza que va más allá de lo superficial. Todos hacemos cosas que no están bien, erramos el camino y fallamos. Pero existe la belleza de pedir perdón y de perdonar, de rectificar, de volver a empezar y de valorar todo lo bueno que tenemos nosotros y nuestros hijos. Esos puntos de luz son los puntos de apoyo para mejorar y seguir hacia adelante.
9. Fomentar la lectura y la imaginación
La literatura es una puerta hacia mundos de belleza, y los cuentos, poesías y relatos pueden abrirles la mente a diferentes formas de belleza, no solo las visuales, sino también las narrativas, las emocionales, etc.
10. Diálogo constante
Mantén conversaciones abiertas sobre lo que cada niño considera bello. A veces, lo que a un adulto le parece ordinario puede ser una fuente de fascinación para un niño. El diálogo fomenta la reflexión sobre la belleza en la vida diaria y los niños crecen, desarrollan una mayor capacidad para empatizar con los demás, lo que también influye en su percepción de la belleza.
El objetivo es que los niños no solo aprendan a identificar lo que es bello, sino que desarrollen una visión más profunda que los invite a valorar y respetar el mundo y a las personas que los rodean. Es así como la belleza, forjada en su corazón, les ayudará a encontrarla en todo lo demás.