Noviembre 2022: Superar el miedo
“Tener miedo es a veces una parte normal y saludable del crecimiento” afirma Elianna Platt, del Instituto Child Mind.
El miedo es una emoción que todos sentimos alguna vez en la vida, ya sea ante situaciones internas o acontecimientos externos que nos descolocan, que no esperábamos, o contra los cuales, no tenemos bastantes recursos y herramientas para acometerlos.
En los niños, los miedos son inevitables y pueden ser de mayor o menor grado, según su edad, su seguridad personal y su grado de madurez. Cuando esos miedos y temores llegan entre los seis y diez años, los padres deben remangarse y enseñar a sus hijos a gestionar esos momentos de crisis con fortaleza, con confianza en sí mismos y con la soltura que da la independencia para sentirse seguros y con control personal. Esta actitud, que en los adultos es habitual y manejable, en los niños necesita dedicación, tiempo, lugar y práctica, para ir ganando seguridad, poco a poco, a medida que van superando sus miedos e inquietudes.
Los momentos de miedo, e incluso terror, pueden hacerse presente en la vida de los niños, lo determinante es como respondemos. En muchas ocasiones nos centramos en intervenir rápidamente, consolar y tranquilizar…pero eso no es suficiente.
No es el momento de que el niño se sienta mejor, sino el momento para ayudarle a entender, a generar estrategias de afrontamiento que le permitan superarlo, en ese momento y cuando vuelva a sentir lo mismo.
Hablar con ellos, con argumentos claros, llegando a la raíz del por qué sienten ese miedo, razonando sus cuestiones y preguntas, que perciban que comprendemos sus miedos, que entendemos sus sentimientos y en la conversación sincera, les daremos la seguridad que necesitan para que descubran como pueden afrontarlo y ser valientes, si la causa el real o como dejarlo ir si en realidad no hay motivos para el miedo.
Son muchos los motivos que les pueden producir ese miedo: la oscuridad, lugares como el armario o debajo de la cama, donde pueden esconderse los “malos” o los “monstruos”, ir al médico, los perros grandes, las avispas o, en el caso de los más tímidos, conocer a nuevas personas. Hablar con ellos, acompañarlos en su lucha interna, poner pequeñas metas y hacer planes para crecer y superar esos obstáculos poco a poco, animándoles con elogios y con ánimos será el mejor modo de que lleguen a ser niños fuertes y perseverantes en sus proyectos. Nuestra alegría ante sus pequeñas luchas y victorias es la mejor recompensa que pueden recibir.
Sentir miedo es humano. Pero los sentimientos no determinan nuestra realidad. Lo importante no es lo que sentimos, sino lo que hacemos con esos sentimientos.
Existen obsesiones, manías, temores individuales. Cada niño es un mundo y, como siempre, la educación es personalizada. Hay miedos que no suponen preocupación alguna, únicamente es aceptar que no le gustan ciertas realidades; no a todos nos gustan las películas de terror, o montarnos en lo alto de una noria gigante, etc.…Sin embargo, si los ataques de miedo y las inseguridades se convierten en bloqueantes para nuestros hijos y les paralizan hasta el punto de anularlos, es el momento de intervenir. No hay nada que no se pueda superar con el acompañamiento, el cariño y la atención y cuidado de unos padres y, si es necesario, acudiendo a un especialista que nos ayude, de manera profesional, a guiar a nuestro hijo.