El periodo de adolescencia en los jóvenes actuales es una etapa de la vida en la que “adolecen” de muchas cosas, pero también es un momento en el que maduran y crecen como personas muy rápidamente. Durante este tiempo, su cerebro está en construcción y, de igual forma que no podemos pretender que una casa que está en obras funcione como si no lo estuviera, tampoco podemos tratar de que nuestros jóvenes hagan todo bien, a la primera y, por supuesto, sin protestar ni frustrarse.
Un día me contó una madre que su hijo, gracias a la actividad extraescolar de teatro, había conseguido ser más extrovertido. Me pareció muy buena idea, ya que través del juego, concretamente haciendo teatro, actuando con un rol diferente a su persona, conseguía desinhibirse y contaba muchas cosas y se comportaba libre de complejos. Esto también ocurre cuando los niños se disfrazan.
Hace tiempo, siendo la directora del coro del colegio, una alumna de nueve años se presentó a las pruebas casting para poder entrar y formar parte del coro. Me remangué a favor de su ilusión para comprobar su talento y seleccionar qué voz tenía. Después de varios intentos en los que le iba subiendo y bajando los tonos para que ella repitiera lo mismo, no acertó en emitir ningún sonido parecido. Ella subía el tono mucho más alto y desafinado de lo que se le daba… En un momento, le miré a los ojos y le pregunté el porqué de esas subidas de tono; la alumna, sin inmutarse y con una sonrisa de oreja a oreja me contestó:” Es que mi madre me dice que lo haga así porque… ¡yo soy soprano!”
Año: 2018 Autor: Ana Morato García Editorial: BEASCOA El mundo de las emociones es apasionante, pero no podemos negar que es un mundo complejo y difícil de gestionar si no tenemos las claves
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