Julio 2021: Educar la fortaleza
¿Cómo evitar que nuestros hijos se conviertan en piezas de cristal de bohemia, en personas tan delicadas y frágiles ante la adversidad que hasta la más mínima ráfaga de brisa haga temer por su integridad? Porque, cada persona es hija de su propio tiempo; y este es el de una humanidad débil. Y si no ponemos un esfuerzo decidido para paliar el problema, más pronto que tarde nos encontraremos con carencias serias en el carácter de nuestros hijos. Deficiencias para afrontar la adversidad que tendrán en sus vidas un más que posible reflejo psicológico, o psicosomático de complicada solución.
Para educar en la fortaleza es precisa una actitud tan exigente como amable, tan cariñosa como firme, tan comprensiva como constante. Porque no es una tarea fácil, ni agradable, ni que refleje el éxito al instante. Y exige una colaboración proactiva por parte del niño o la niña al que se propone crecer en la reciedumbre. Una actitud de aceptación de la necesidad de la mejora personal basada en la comprensión del problema -en la medida de la edad y de la madurez de cada adolescente- y en la propuesta de soluciones creativas que se adapten bien a cada manera de ser.
No se trata de hacer un entrenamiento al modo del de los marines o los boinas verdes, basado en el grito, la coacción o la amenaza, por mucho que eso funcione en el ejército para endurecer a los soldados y adiestrarles para el combate. Consiste en un proceso de enriquecimiento personal en el que se considera, entiende y acepta que:
- Las dificultades deben ser siempre un motivo de estímulo personal para superarse. No son circunstancias absolutamente negativas, ni pequeñas o grandes catástrofes que se van acumulando en la vida hasta quebrar la más tenaz resistencia. Sino mapas del tesoro que hay que interpretar, retos que superar, y metas que alcanzar. Para ello la comparación con el deporte -siempre exigente, en muchas ocasiones duro y, hasta en algunas, hostil- vendrá muy bien para ilustrar esta actitud. Ver juntos gestas como subir el Everest -con sus temperaturas de varias decenas de grados bajo cero y un nivel de oxígeno exiguo-, circunnavegar el globo batiéndose con los océanos más fríos y feroces y los vientos más brutales es una buena manera de explicar que, las molestias, no son más que compañeras de viaje del éxito.
- El buscar pequeñas renuncias a lo largo del día -especialmente en aquellas cosas que hacen la vida más agradable a los demás- hace a cada persona más fuerte y feliz. Esta disposición no consiste en convertirse en un faquir que hace del sufrimiento una diversión. Se trata de ser capaz de renunciar a pequeños caprichos; de afrontar las incomodidades con alegría y deportividad quitándoles importancia; de no hacer tragedia de cosas a las que, cuando se les resta atención, llegan a pasar desapercibidas y casi ni nos dañan.
- Ningún pequeño o gran objetivo se obtiene sin esfuerzo. La mentalidad de videojuego es tan falsa o virtual como las propias imágenes de la pantalla. En la vida real no existen vidas de regalo, ni comodines que se obtienen abatiendo enemigos, ni mágicas herramientas que te sacan del apuro con un clic.
- El fracaso es el estadio anterior al éxito. Es muy excepcional conseguir la victoria a la primera. Hay que actuar bajo la premisa de que toda victoria parcial es una victoria, y que toda derrota es el preludio de la próxima victoria.
Con estas premisas se podrán desarrollar pequeños propósitos de lucha optimista, alegre y deportiva que convertirán la vida en una aventura que, no exenta de dificultades y sufrimientos, será feliz y plena.