Son muchos -y cuando digo muchos, es muchos-, los padres que achacan el bajo rendimiento o la apatía de sus hijos a falta de motivación. Cuando me plantean esto, siempre les pregunto al tipo de motivación al que se refieren, si a la extrínseca o exterior o a la intrínseca o interior de cada persona. Según sea su respuesta, trabajo de una u otra forma con esa familia.
Un día me contó una madre que su hijo, gracias a la actividad extraescolar de teatro, había conseguido ser más extrovertido. Me pareció muy buena idea, ya que través del juego, concretamente haciendo teatro, actuando con un rol diferente a su persona, conseguía desinhibirse y contaba muchas cosas y se comportaba libre de complejos. Esto también ocurre cuando los niños se disfrazan.
Diariamente nos encontramos con muchas situaciones que ponen a prueba las relaciones de los padres con los hijos, y de los hijos con sus padres. Los niños tienen la paciencia
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