La importancia de las relaciones sociales del ser humano puede entenderse si partimos de esta consideración: “No es bueno que el hombre esté sólo” (Gen 2,18).
En esta frase del génesis, Dios no se refiere exclusivamente a la soledad de Adán, sino también a la soledad de Eva. La soledad, en el sentido más estricto, hace daño al hombre.
El desprendimiento es una virtud por la que las personas saben vivir sin atarse con lazos excesivos hacia los bienes materiales en general o hacia algunos en particular. Este hábito es un modo concreto de practicar la templanza, que permite al ser humano disfrutar de la vida con la libertad y la alegría de los hijos de Dios sin aherrojarse a las cosas; sin dejar que los vicios o las pasiones desordenadas esclavicen sus apetitos; con capacidad para decir no con tranquilidad, sin angustias; y para decir sí con agradecimiento a Dios y sentido de la medida.
Ana es muy buena estudiante y sus calificaciones en primero de Bachillerato son excelentes por lo que, muy previsiblemente, podrá estudiar con éxito la carrera que le gusta. Es una chica organizada y trabajadora, con tiempo para hacer deporte -le descansa jugar al tenis-. Practica danza clásica que es su verdadera pasión. Su carácter es extrovertido por lo que tiene un buen grupo de amigas de las de verdad, en las que confía y entre las cuáles se apoyan mucho. Sus padres están separados y vive de forma muy desahogada en un chalet con jardín, piscina y cancha de tierra batida, en una urbanización para gente con rentas altas.
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