JULIO 2025: LA AMISTAD, UN VÍNCULO NECESARIO

La amistad es esencial en la vida de las personas, y surge de forma natural cuando nos relacionamos con otras personas y tenemos una conexión con ellas. Resulta conveniente que fomentemos la aparición de este vínculo que va a favorecer el desarrollo social, emocional y personal de los niños.
Durante los primeros años de escolaridad los niños y niñas van a empezar a relacionarse, de forma más dirigida y consciente, con sus compañeros. Es durante estos inicios de la etapa escolar cuando comienzan a valorar la importancia que tienen los demás para ellos. Y puesto que la socialización fuera de casa es básica, van a buscar una comunicación emocional diferente a la familiar, surgiendo el inicio de la amistad, principalmente, durante los juegos que puedan compartir con otros niños.
No se trata de una amistad íntima, porque todavía no hay comunicación de intimidad como en la adolescencia, sino una selección de personas afines, con las que compartir juegos o intereses y, más adelante, confidencias. Es el germen de la amistad personal y una escuela de virtudes, absolutamente necesaria para el crecimiento social y personal de los niños.
El valor de la amistad
No estamos hechos para la soledad. La amistad pone de frente a nuestros hijos ante los demás niños de su edad, con los que desea generar una relación, y ello requiere el desarrollo de las habilidades sociales necesarias para tratar a compañeros y amigos de forma adecuada. Su interacción con los otros presupone un proceso de aprendizaje social que les va a servir, de forma decisiva, en sus relaciones actuales y futuras ya que, gracias a este vínculo, los niños van aprendiendo a compartir, a comunicarse y a gestionar sus emociones ante las alegrías y también ante los diferentes conflictos que surgen en el día a día.
Esta hermandad genera unas conexiones que incrementan su autoestima y crean un bienestar emocional que les hace disfrutar de un momento clave en su vida. Además, la amistad les va a dar un sentido de pertenencia a un grupo con el que se van a identificar, proporcionándoles un lugar tranquilo y seguro en el que se reconozcan y se puedan expresar tal y como son. Compartir experiencias, pensamientos y juegos les hará sentir cada vez más cómodos en ese grupo de amigos.
Haciendo amigos
El inicio de la amistad surge de forma espontánea cuando coinciden con otros niños en la misma clase o en las diferentes actividades lúdicas o deportivas en las que participan. Cuando aparecen intereses comunes, la afinidad va manifestándose de manera natural ya que se presentan momentos que compartir, ocupaciones que desarrollar juntos y temas de conversación comunes.
Esta proximidad genera una conexión con otros compañeros con los que la relación va a ser más especial, dando lugar a la aparición de aquellos a quienes van a considerar mejores amigos por resultarles más cercanos y entrañables. En este momento querrán estar cada vez más tiempo juntos, compartiendo compañía, experiencias y juegos.
Organizar actividades con otros niños, como excursiones a la naturaleza, sesiones culturales y deportivas o reuniones de carácter festivo, va a facilitar el establecimiento de relaciones de amistad. Se trata, pues, de darles la posibilidad de crear relaciones que perduren en el tiempo y, para ello, debemos fomentar en ellos el trato con otros niños de su edad.
La amistad y sus retos
Durante los primeros años de vida nuestros hijos todavía no tienen suficientemente configurado el carácter ni gestionan sus emociones. Puesto que empiezan a conocerse poco a poco, en su relación con los demás, sus impresiones y sentimientos constituyen un gran reto que tienen que conseguir entender y canalizar para evitar disgustos o malentendidos propios de las relaciones personales y el trato con los demás. También deben aprender a conocer a los demás, con sus reacciones, pensamientos y emociones, diferentes a los propios.
Por eso, debemos orientarlos para que comprendan las situaciones y a los demás, ayudándoles a reflexionar y buscar solucionar, por sí mismos, las desavenencias que se hayan podido producir. Les enseñaremos a manifestar, de forma adecuada, sus pensamientos y sus sentimientos para que puedan llegar al entendimiento mutuo. Así conseguiremos que puedan crear relaciones positivas, en las haya poco conflicto o donde pronto se resuelven las discrepancias, porque han aprendido como solventarlas.
Para transmitirles el valor de la amistad y la lealtad con los amigos debemos ser un modelo para ellos. Nosotros somos las personas de quienes más aprenden. Por esta razón deben observar que las relaciones que mantenemos con nuestros amigos se basan en el respeto, la honradez y el desinterés. De esta forma conseguiremos que adquieran relaciones de amistad sanas y robustas en las que la fidelidad y el apoyo mutuo constituyan la base de la unión.
Padres y educadores tenemos por delante una gran labor a la hora de educarlos para que sean, no solo instruidos y seguros, sino también felices y los mejores amigos de sus amigos, haciendo felices a los demás.