Mayo 2025: UNA AUTORIDAD SANA Y BIEN ENTENDIDA

De un tiempo a esta parte, muchos padres con hijos adolescentes sienten que su rol para con ellos se desdibuja cada día con más facilidad. Sus hijos buscan referencias en las redes sociales, en las series, en los programas de televisión, en sus iguales, y es de todos ellos de quien reciben sus reclamadas validaciones.
Si a esto le sumamos el miedo que muchos padres tienen de pecar de autoritarios y de su intento por evitar ciertos enfrentamientos familiares, se termina, muchas veces de forma inconsciente, por abdicar de su verdadera y necesaria autoridad: “Nos hemos centrado tanto en la obediencia y en ser figuras de autoridad que hemos dejado de lado la idea de que la autoridad se puede ejercer de forma firme y respetuosa” (Cazurro, 2023).
Será precisamente desde una autoridad sana y bien entendida desde donde los problemas o conflictos cotidianos se resolverán mucho mejor. La autoridad es muy necesaria en la adolescencia, básicamente porque sobre ella es sobre la escalera que el adolescente subirá en su camino a la madurez. Es un derecho y una obligación. De hecho, si como padres no ejercemos tal autoridad, estaríamos cayendo en una negligencia educativa con respecto a nuestros hijos. Lo que sucede es que la autoridad debe ejercerse de una forma proporcionada, en el momento oportuno y con los temas oportunos.
Los adolescentes necesitan pautas, normas, hábitos y límites que les permitan relacionarse consigo mismos y con los demás, para así aprender a desenvolverse en el mundo una vez llegada la etapa adulta. “Los límites son unos caminos simbólicos que los padres marcamos, recordamos y ayudamos a interiorizar dentro de los cuales no hay peligro. Es decir, los límites tienen la función de proteger y cuidar” (Cazurro, 2023). Así será como nos convertiremos en los líderes de nuestros hijos, dejando en ellos la huella que todo padre desea dejar y que todo hijo necesita.
Hemos de tener en cuenta, además, tal y como afirma el doctor Ríos, que la autoridad de hoy en día no se ejerce como hace treinta o cuarenta años, puesto que el escenario social ha cambiado, y, en consecuencia, el paradigma educativo. Las formas en las que se educaba antes no siempre sirven en la actualidad, por lo que estar constantemente comparando generaciones y estilos educativos no es algo que nos ayude en demasía a los educadores.
En el pasado, la autoridad se vinculaba al poder, mientras que hoy en día se vincula al prestigio (no sólo en ámbitos educativos sino también sociales, políticos, etc.). Según Ríos, esa “nueva autoridad” asociada al prestigio se gana cuando existe coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Esto es, obviamente, aplicable al ámbito familiar en el que nuestros hijos han de ver que lo que decimos, lo cumplimos: es mejor pensar lo que vamos a decir para que podamos cumplir lo que digamos. Por supuesto nos podemos desdecir en algún momento, si vemos que aquello que se dijo resulta poco realista o desmedido, pero tratemos de que estas situaciones se den pocas veces. Porque es ahí donde nos jugamos nuestro prestigio como padres y nuestra autoridad y liderazgo.
Evitemos por tanto la ambigüedad en nuestros mensajes, limites, normas y rutinas, porque, aunque pueda gustarles más o menos aquello que decidamos, sin duda, les aportaremos la seguridad que todo hijo necesita: “… si bien es cierto que la relación con nuestros hijos puede no ser perfecta, al menos sí podrá ser segura” (Cazurro, 2023). Necesitan reglas a las que atenerse en cuanto a horarios de estudio, salidas, obligaciones, dinero, etc. Cuanto más claros y concretos seamos a la hora de explicar estas y llevarlas a cabo, mayor nivel de seguridad tendrán. Además, evitaremos que se escabullan de sus responsabilidades, porque el camino a seguir les será claro y preciso, así como las consecuencias a la que se atendrán según sean sus decisiones.
Se sabe que al adolescente no le va bien ni la sobreprotección ni la rigidez, es por ello por lo que debemos tratar de ser padres comprensivos, flexibles, y negociar con ellos aquello que creamos pueda ser negociable. Es importante que ellos sientan que tienen voz y voto en casa, siempre y cuando esté consensuado de antemano por los padres.
No siempre hay una regla para todo en educación. Lo que ayer nos servía, hoy puede que no. Es por esto por lo que actualizarse y formarse es clave en educación y ser conscientes de que a educar se aprende, muchas veces, a base de probar y errar. Pero quien siembra, acaba recogiendo, antes o después, de una u otra forma. Quien no siembra cariño, no siembra tiempo, no siembra paciencia, no siembra escucha activa, no siembra autoridad bien entendida… se arriesga a que cuando quiera recoger, no encuentre nada -o casi nada- de lo que proyectó encontrar.
La flexibilidad es clave durante la adolescencia, y como padres, hemos de tener en cuenta que hay temas más prioritarios que otros. Como no siempre estamos en condiciones de ganar todas las batallas es bueno pararse a pensar antes de actuar, reflexionando qué batallas elegimos luchar ese día, ese mes, ese año… lo importante es ganar la guerra, que no es más que lograr que nuestros adolescentes sean responsables, maduros, autónomos, prudentes y, en último término, felices y capaces de hacer felices a los demás.
Bibliografía
Cazurro, Beatriz. (2023). Los niños que fuimos, los padres que somos. Cómo acercarnos a nuestra infancia para conectar mejor con nuestros hijos e hijas. Booklet
Sax, Leonard. (2017). El colapso de la autoridad. Cómo no abdicar ante la dictadura de las redes y la presión social. Editorial Palabra
FSH. (23 diciembre 2015). Manejo de la autoridad en la adolescencia. https://www.fsh.es/2015/12/23/manejo-de-la-autoridad-en-la-adolescencia
Ríos-Faypa, A. (29 mayo 2023). El ejercicio de la autoridad de los padres de hoy. https://www.youtube.com/watch?v=ifRjRDah9l8&t=192s