Febrero 2020 – Entrevista a D. José Brage: «Cuerpos de gloria»
En su libro “Cuerpos de Gloria”, José Brage, sacerdote, doctor en Filosofía, nos introduce en las enseñanzas de Juan Pablo II sobre el amor humano y la sexualidad, impartidas durante su pontificado, en las catequesis de los miércoles- entre los años 1979 y 1984-, aportación sin precedentes en la historia de la Iglesia.
Este libro resume de forma magistral toda la doctrina de S. Juan Pablo II sobre el valor del cuerpo y del sexo, expresado de forma lineal, ordenada y comprensiva.
¿Por qué Juan Pablo II le da tanta importancia a descubrir el valor del cuerpo y del sexo?
Karol Wojtyla, siendo cardenal de Cracovia, toma conciencia de la importancia del valor del cuerpo, al tener la oportunidad en la universidad de relacionarse con muchos jóvenes, chicos y chicas.
Cuenta en uno de sus libros, Cruzando el umbral de la esperanza (1994), que aprendió mucho de ellos, en el contexto de una Polonia sometida al comunismo. Para aquellos jóvenes era importantísimo hablar del amor, el cuerpo, la sexualidad, y darle un sentido en sus vidas. Lo primero que hace el entonces obispo auxiliar de Cracovia Monseñor Wojtyla, es escribir su libro Amor y responsabilidad (1960) para asentar las bases antropológicas de la sexualidad.
Además, gracias a su experiencia pastoral advierte que es necesario, en un contexto en el que se extendía rápidamente el uso de los anticonceptivos, la necesidad de presentar la belleza, bondad y verdad de la sexualidad, el respeto al otro y lo fascinante de vivir un amor fiel, exclusivo y abierto a la vida, conectado con las aspiraciones más íntimas del ser humano.
Por tanto, dos son los motivos por los que San Juan Pablo II le da tanta importancia al cuerpo y a la sexualidad: en primer lugar había que recuperar su auténtica belleza, y el valor de la pureza y de la castidad (virtudes positivas no negativas). En segundo lugar, un motivo más antropológico, como es afirmar que la sexualidad, íntimamente en conexión con el amor, es algo esencial al ser humano y hay que darle la importancia que realmente merece: Desde el momento en que Dios se ha encarnado, el cuerpo entra en la Teología.
En el primer capítulo “Varón y mujer” nos habla de la unión entre el sexo y la entrega por amor. ¿A qué se refiere?
Tiene mucho que ver con el significado esponsal del Cuerpo.
Analizando el Génesis, el Papa percibe la soledad originaria del hombre, y cómo al contemplar a la mujer, encuentra el sentido de su vida; es a través de los cuerpos, de la unión de los cuerpos, como se vence esa soledad originaria. Todo ello complementado con la imagen de Dios que son el hombre y la mujer.
El cuerpo, en su diferenciación sexual, en su masculinidad y feminidad, es un don de Dios en el que nos muestra su Amor: “…esta sí es carne de mi carne” y es también signo e instrumento para realizar aquello que constituye la vocación del hombre: el don de si por amor.
El hombre es amado por sí mismo y “sólo se realiza plenamente en el don de si por amor”, tal y como recoge el Concilio Vaticano II. El cuerpo es un signo. Signo e instrumento para el don recíproco del amor. En el acto sexual se logra una comunión de amor, tan intensa que se traduce en la mayor imagen que existe de aquello que es Dios, una comunión de personas unidas en el amor.
Tradicionalmente se había dicho que uno de los fines del matrimonio es la procreación y después la unión de los esposos, pero Juan Pablo II invierte el orden: el primer fin del matrimonio es el amor de los esposos y después la procreación, pues no basta con traer un hijo al mundo, hay que quererlo y educarlo, y para eso necesita unos padres que se quieran.
Afirma en el capítulo “La Redención del corazón” que se puede cometer adulterio con el corazón cuando tratamos al otro como objeto. ¿Qué sugerencias puede hacer en este sentido?
Casi todos los pecados que van contra la sexualidad son pecados que se basan en la mentira, se obliga al cuerpo a decir una mentira porque se ha puesto un límite a ese don total, se miente cuando hay una entrega sin una finalidad de totalidad.
Al principio, antes del pecado original, Adán y Eva no tenían vergüenza de su desnudez porque sus cuerpos comunicaban su significado esponsal; con el pecado original se dan cuenta de que están desnudos y se ven en la necesidad de cubrirse, porque con aquel pecado ha llegado la concupiscencia: la persona se siente atraída por el otro, pero para aprovecharse de ella, para “cosificarla”. Adulterio en la Biblia tiene, además, un significado de traición a Dios, por todo ello tenemos que ejercitarnos en la redención del corazón.
Incluso dentro del matrimonio puede existir adulterio, cuando en nuestro corazón tratamos a la otra persona como un objeto. Esto se puede cumplir también con la propia mujer o el propio marido: cuando no se busca la comunión, se “cosifica” a la otra persona, no se vive el don de sí esponsal. Esto es el adulterio del corazón, se pervierten los planes de Dios para la sexualidad.
El consumo de pornografía crece de forma alarmante en las redes sociales
¿Por qué hace tanto daño?
La pornografía cambia la mirada porque cambia el corazón. Cuando una persona tiene un corazón limpio, salen deseos buenos y su mirada es reflejo de esos deseos. Tal y como tienes el corazón, así miras. De igual forma lo que entra por los ojos es lo que llega al corazón. De esta forma, la pornografía cambia la mirada porque ensucia el corazón.
Lo que encontramos en la pornografía es el dominio, la perversión, el abuso, cambia la percepción que se tiene del cuerpo humano y de la sexualidad, y hace muy difícil la formación de una familia y el respeto de la mujer. Sobre todo se cosifica a la mujer. La pornografía también impide una relación sexual sana.
Nos rodea un ambiente pornográfico; por ejemplo, la música reggaetón es sin duda una música machista y pornográfica, y el modo de bailar muchas veces lo es, todo esto va cambiando el corazón del hombre. En este sentido, Aristóteles ya decía que el que no vive la templanza, la castidad, le ocurre como a los leones, que cuando ven una gacela, sólo ve carne que devorar, no la belleza de sus movimientos.
Crece de forma alarmante porque es un negocio, hay muy poco pudor, internet es muy accesible, la publicidad es muy poderosa, y los jóvenes acaban teniendo una idea de la sexualidad como mercado, como objeto de deseo, como fuente de placer. Cuando se desliga el significado esponsal del cuerpo, sólo queda una idea del cuerpo como objeto de placer, y con esa mentalidad dualista y reductiva, se va perdiendo la mirada esponsal, y se va perdiendo la capacidad de querer.
¿Qué se puede hacer? Creo que hay que hablar mucho más de la sexualidad a los hijos, no incidir en lo que no se puede hacer sino hablar de la belleza de la sexualidad, de la belleza de tener un cuerpo. Un chico de 14 años recibe diariamente al menos unos 50 mensajes negativos relativos al sexo a través de la publicidad y de lo que ve y oye en su entorno y, en cambio, ¿cuántas veces al día recibe información de una sexualidad sana y correcta?
Como decía antes, es muy importante no insistir en lo que está mal, sino empezar el camino de los tres trascendentales: la verdad, la bondad y la belleza. Lo bueno es vivir de acorde con la verdad, y como consecuencia de vivir la bondad, basada en la verdad, llega la vivencia de la belleza, aunque opino que hoy debemos comenzar por mostrar primero la belleza que es el resultado de la bondad, que se basa en la verdad.
La Teología del cuerpo se basa en mostrar la belleza de los planes de Dios para la sexualidad.
En “Amor y fecundidad” alude a la Humanae Vitae,
¿Qué es lícito y qué no es a la hora de ejercer la paternidad responsable?
Es lícito todo aquello que es respetuoso y agradecido con el don de Dios que supone la sexualidad, y todo aquello que permite comunicar limpiamente con el lenguaje del cuerpo que hemos visto, es decir, vivir la sexualidad de tal modo que sirva para el don de sí recíproco y la comunión personal.
Aplicando esto a la paternidad responsable es lícito servirse de algo natural, querido por Dios, como son los ciclos de la mujer de fertilidad, para abstenernos de amarnos de relaciones sexuales, en los períodos fértiles. No se pueden usar medios (preservativos, anticonceptivos, medios mecánicos, interrupciones) ajenas a lo natural, que lo que pretenden es interrumpir un proceso natural que está teniendo lugar. La diferencia entre los métodos naturales y los que no lo son es la no interrupción de ningún proceso natural.
En nuestros cursos, profundizamos en la dimensión física (el cuerpo) como una de las dimensiones de la identidad de la persona
¿Cuál es su mensaje para nuestros matrimonios de Identitas?
Cuando una persona está enamorada de la belleza de la sexualidad en el matrimonio, eso atrae y lo transmite a todos los que le rodean. Si estás enamorado de algo, lo transmites, les diría que mostraran la belleza de lo que viven.
Sonia Cuesta Torrado
[…] 8 de febrero de 2020 – https://educarpersonas.com/febrero-2020-entrevista-d-jose-brage-cuerpos-gloria/ […]