¿Cómo evitar que nuestros hijos se conviertan en piezas de cristal de bohemia, en personas tan delicadas y frágiles ante la adversidad que hasta la más mínima ráfaga de brisa haga temer por su integridad? Porque, cada persona es hija de su propio tiempo; y este es el de una humanidad débil. Y si no ponemos un esfuerzo decidido para paliar el problema, más pronto que tarde nos encontraremos con carencias serias en el carácter de nuestros hijos. Deficiencias para afrontar la adversidad que tendrán en sus vidas un más que posible reflejo psicológico, o psicosomático de complicada solución.
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