Una de las realidades más difíciles al educar adolescentes es cuando, tanto padres como profesores, tienen que dar un paso atrás y limitarse a recomendar, aconsejar y acompañar, dejando total libertad de elección a los jóvenes, sabiendo que se encuentran en un mundo expuesto a numerosas tentaciones que pueden llevarlos por un camino de sufrimiento. Cuando es así, no solo tenemos que pedirle a él que sea fuerte; quizá es un momento propicio para valorar si nosotros también mostramos esa fortaleza. Porque, si hay una experiencia educativa universal, es que ellos actuarán exactamente como han visto actuar a sus modelos, no se limitarán a hacer lo que se les pida que hagan.
Catherine L´Ecuyer, autora del también best seller Educar en el asombro, sorprende esta vez con una obra en la que da pautas para educar en un mundo “con más pantallas que ventanas”.
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