Los niños poseen una semblanza distinta de los adultos, un perfil creativo con el que vienen al mundo. Necesitamos aprender, padres y educadores, a cultivar ese mundo interior para generar respuestas generosas y grandes en los hijos. Dejarles que formulen respuestas creativas a su propia vida. ¿Cómo?, proponiéndonos, en las situaciones concretas y cotidianas, no exigirles una única respuesta y dejarnos sorprender.
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