La importancia de las relaciones sociales del ser humano puede entenderse si partimos de esta consideración: “No es bueno que el hombre esté sólo” (Gen 2,18).
En esta frase del génesis, Dios no se refiere exclusivamente a la soledad de Adán, sino también a la soledad de Eva. La soledad, en el sentido más estricto, hace daño al hombre.
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