Septiembre 2019 – Aprender a conocerse
![](https://educarpersonas.com/wp-content/uploads/2019/09/novedad-sept-adol.jpg)
Al encuentro de perfectos desconocidos
En agosto una joven instagramer de habla española con más de dos millones de seguidores en el mundo concedió una entrevista en la que se comprometía a abrir su corazón de par en par a toda su legión digital de admiradores. La chica, que no habrá alcanzado la mayoría de edad hace mucho y a la que se le supone una alta capacidad para marcar tendencias entre su público, fue cuestionada acerca de cuál era el peor de sus defectos:
– No soporto las injusticias sociales, ni la agresión a los más débiles. Sacan lo más agresivo que llevo dentro, se despachó la chica con convicción.
Mi perplejidad no dejó de crecer, cuando al compartir la entrevista con mis hijos adolescentes no repararon en nada extraño al leer la respuesta, hasta que les interrogué: ¿Es acaso la lucha contra la injusticia social, o la defensa de los desprotegidos un defecto?
¿Si no hay rumbo, hacia dónde va la nave?
Solo las personas que huyen -de sus crímenes, de un peligro grave que no pueden afrontar, o de sus miedos irracionales- abordan un medio de transporte del que desconocen su destino. Pocos escenarios son más tristes que un barco a la deriva, unos excursionistas extraviados en medio de la montaña, o unos emigrantes que vagan sin destino cierto. Si un joven no tiene metas de mejora concretas la singladura de su vida se convertirá en un tiovivo de errores que se repiten una y otra vez, encaminado hacia ninguna parte, frustrando la mayoría de sus aspiraciones de felicidad duradera.
Y para afrontar con garantía de éxito las travesías de la vida, es imprescindible conocer las condiciones propias en las que se van a afrontar, y el destino de mejora que tienen cada una de las pequeñas etapas mediante las que se recorren.
Crónica de un éxito asegurado
La voluntad de crecer personalmente, de superar las dificultades que las propias limitaciones imponen, o que se presentan a lo largo del camino es la primera condición necesaria para alcanzar el éxito. El conocimiento de uno mismo, y la búsqueda de ayuda para manejar la situación del modo más correcto son las verdaderas piedras de toque que garantizarán un final feliz de la historia. Sin embargo, hay muchas personas -y la práctica totalidad de los adolescentes- que se empeñan en culpar a las circunstancias, al entorno, y a los defectos de los demás, de ser la fuente de sus problemas. En los adolescentes esta tendencia se acentúa tanto porque carecen de la experiencia suficiente para detectar cuáles son sus propias limitaciones: la imaginación, el impulso de su fuerza juvenil, el idealismo propio de la edad, la pasión y el enamoramiento, y el propio deseo de hacer cosas grandes los llevan a no mirar hacia adentro.
En la educación de adolescentes hay que poner especial énfasis en ayudarles a descubrir sus debilidades, esas con las que tendrán que lidiar muchas veces durante toda la vida. No basta con decírselas, ni se trata de repetirles una cantinela molesta sobre sus propios defectos. Consiste en acompañarlos en el proceso de identificar sus fallos –que son la manifestación primera de esos defectos- y la raíz de la que provienen sus equivocaciones. Luego, con optimismo y alegría, con esperanza y fortaleza, mostrarles el camino para atenuar, o sortear esos obstáculos.