JUNIO 2025: ENTRE TABLETS Y JUEGOS

Nos encontramos inmersos en la era digital y nuestros hijos han crecido rodeados de multitud de dispositivos tecnológicos que nos han visto usar con frecuencia tanto como herramienta de trabajo como para disfrutar de nuestro tiempo de ocio. De hecho, muchas veces hemos permitido que los utilicen para entretenerse, adquiriendo ya desde pequeños un gran dominio sobre su manejo.
Aunque llevamos tiempo observando algunas consecuencias negativas derivadas del uso de la tecnología en edades tan tempranas, no podemos olvidar su uso generalizado y su importancia como herramienta educativa, constituyendo incluso la competencia digital una facultad objeto de evaluación en los centros educativos. Ante esta circunstancia se nos plantean preguntas como: ¿es bueno que nuestros hijos utilicen la tecnología? o ¿tiene algún beneficio en su desarrollo? A continuación, vamos a dar respuesta a estas cuestiones y a mostrar algunas pautas que nos pueden ayudar a educarlos en la destreza digital de la forma más acertada y segura.
Una herramienta más en el aprendizaje
El uso de la tecnología se configura como una herramienta fundamental para el aprendizaje ante la existencia de multitud de aplicaciones de carácter educativo que van a facilitar a nuestros hijos el entendimiento y la interiorización de conceptos. A través de distintos dispositivos y programas informáticos creados para ellos van a poder disfrutar de una experiencia interactiva que les va a permitir no solo razonar sino también recordar lo que aprenden con menos esfuerzo.
Usándolos correctamente podemos conseguir fomentar su capacidad de exploración y servirnos de diferentes herramientas que les van a permitir buscar referencias o temas de interés que amplíen sus posibilidades de lectura o investigación, así como ahondar en aquellas materias que fomenten su inquietud. Al mismo tiempo, también podemos utilizarlos para desarrollar su creatividad en el ámbito de las ciencias y las artes.
Todos estos objetivos podemos obtenerlos dirigiendo su utilización hacia la adquisición de conocimientos de forma activa, amena y efectiva. Y cualquier situación nos puede resultar adecuada para ello. Así, la preparación de un viaje familiar nos permitirá enseñarles a buscar lugares de interés, información histórica sobre lo que van a ver, o cómo es el paisaje, la gastronomía y las costumbres propias del lugar que van a visitar. Esta actividad indagatoria previa les permitirá conectar mejor con la realidad que van a conocer y disfrutar y aprender más del lugar.
Entretenimiento y comunicación
Debemos considerar que su uso ha de estar principalmente dirigido al aprendizaje y no al entretenimiento. Si bien los avances tecnológicos tienen en muchos casos una finalidad orientada al ocio y a la distracción, lo cierto es que debemos fomentar que nuestros hijos desarrollen sus propios recursos para distraerse a través de su imaginación y su creatividad. Ceñirse a una pantalla y a una realidad virtual puede aislarlos de los demás y hacer que dejen de disfrutar de todas las maravillas que tienen a su alrededor. Asimismo, puede afectar al proceso de socialización, en cuanto disminuye la necesaria interacción con otros niños de su edad, con amigos o miembros de su familia.
No obstante, debemos valorar que la tecnología ha transformado la forma en que nos comunicamos y relacionamos con los demás ante la posibilidad de conectarnos con otras personas con independencia del lugar en que se encuentren, o con grupos de cualquier naturaleza de una forma global. Por esta razón debemos permitir que los utilicen como una herramienta más a la hora de relacionarse con amigos o familiares que no excluya, en ningún caso, otras formas de interacción con los demás en contextos deportivos o en actividades al aire libre.
Establecer límites y controles
La tecnología forma parte de nuestras vidas y nuestros hijos, como ya hemos indicado, la van a necesitar. Sin embargo, su uso debe estar limitado a momentos muy concretos ya que, durante los primeros años de vida, lo más recomendable es el aprendizaje a través de la manipulación para que haya una mejor interiorización. Además, la sobreestimulación que provoca estar delante de pantallas da lugar a que luego sea más complicado crear momentos de concentración, tranquilidad, lectura o conversación. Así pues, cuanto menos estén expuestos a ella, mejor.
Sin embargo, cuando tengan que servirse de la tecnología tendremos que seguir una serie de indicaciones para que su empleo no llegue a convertirse en una necesidad. Así pues, el tiempo de disfrute ha de estar limitado. Permitirles un uso excesivo puede provocar que pierdan de vista su finalidad y empiecen a navegar sin ningún tipo de control. Asimismo, su utilización ha de llevarse a cabo en un espacio concreto. Lo mejor es que sea en el lugar en el que trabajan habitualmente para que asocien su manejo con las tareas de aprendizaje ordinarias.
En cualquier caso, su uso ha de quedar sujeto a nuestra supervisión. Por tanto, deberán recurrir a ella cuando estemos nosotros delante para poder indicarles la mejor manera de introducirse en el mundo tecnológico. Debemos tener muy presente que tenemos que enseñarles cómo servirse de él de forma correcta y fiable para salvaguardar su seguridad y protegerlos ante su vulnerabilidad. Y para conseguirlo, podemos sentarnos con ellos y sugerirles cómo buscar la información que necesitan, consiguiendo así fomentar el aprendizaje conjunto y la interacción familiar.
El ejemplo es fundamental
Los padres tenemos que guiar a nuestros hijos en cuanto a la forma de usar los dispositivos tecnológicos y darles ejemplo con nuestro comportamiento. Por esta razón, no deben apreciar que estamos constantemente conectados durante las comidas o cuando estamos con la familia, y han de comprobar que podemos prescindir de ellos en cualquier momento. Necesitan observar que los utilizamos básicamente para trabajar, para obtener información y para comunicarnos con los demás, y no únicamente para el ocio. Por ello debemos mostrarles en qué momento utilizarlos, hacerles entender por qué razón e indicarles las ventajas y desventajas que obtenemos de ellos.
En definitiva, podemos concluir afirmando que el uso de la tecnología también resulta conveniente y adecuado para nuestros hijos. Debemos obtener el mayor provecho del imparable avance y desarrollo tecnológico de nuestra sociedad, pero dirigiéndolo continuamente a su educación y formación integral. Y, ante todo, teniendo siempre en cuenta que, para que la experiencia resulte beneficiosa, ha de estar protegida y ser constructiva y entretenida.