JUNIO 2025: APROVECHAR LAS VACACIONES CON LOS MÁS PEQUEÑOS

Termina el curso y llegan las vacaciones, esos dias en los que, para todos los niños y en especial para los de la etapa infantil, supone un gran cambio. Se pasa de las rutinas diarias de los nueve meses anteriores, muy interiorizadas, a un cambio de contexto, de hábitos, de horarios y, en la mayoría de las ocasiones, de su entorno familiar y social. Pero no podemos olvidar que siempre, y también la época estival, es un maravilloso momento para consolidar todo lo aprendido y reforzarlo con actividades que sumen experiencias de exploración, interacción y descubrimiento.
Durante el curso escolar, el trabajo de los docentes y padres ha estado encaminado a desarrollar conocimientos lingüísticos y matemáticos básicos, conocimiento del entorno -naturaleza, animales y, sobre todo, las personas que lo habitan-, habilidades socioemocionales como el trabajo en equipo, la empatía y la comunicación, sin olvidar la motricidad, tanto la gruesa como la fina.
Con el final del curso escolar llega una pequeña revolución, entendida esta como una situación que puede ser o de cierto cambio o de ruptura total con las rutinas de los meses precedentes.
En el primero de los casos, pueden darse circunstancias laborales de los padres que ‘obliguen’ a continuar con actividades próximas al entorno escolar, aunque en un ambiente más relajado y lúdico, como pueden ser los campamentos de verano de los propios colegios o de otras instituciones u organizaciones. En este tipo de ‘cursos de verano’ adaptados a la etapa infantil, una mínima organización y también horarios determinados da una segura continuidad a esa rutina escolar anterior. El cambio no es tan brusco, no se corta el aprendizaje de raíz y además puede ser muy divertido.
En el lado contrario, se puede pasar de ese control de horarios repetidos y contexto colegial al de unas vacaciones, quizá en un lugar diferente al habitual, sin grandes restricciones y, en el peor de los casos, sin una planificación clara por parte de los padres sobre cómo emplear el mucho tiempo disponible.
Consolidar lo aprendido
Los dos ejemplos anteriores serían casos extremos entre una amplia casuística –tan amplia como familias- en la que cabrían muchas situaciones intermedias. Pero lo importante es no perder el objetivo, y que las vacaciones no supongan un paso atrás para los hábitos y conocimientos adquiridos.
El verano es tiempo para el descanso, pero también es tiempo para la exploración y el descubrimiento, con todo lo que esto supone para enriquecer la experiencia vital y los conocimientos. A través del juego, las actividades, viajes, y la interacción familiar y social, se puede estimular la curiosidad y las ganas de conocer de los niños.
Puede ser el momento para explorar con más calma y detenimiento el entorno natural: campo, playa o montaña, o el entorno urbano. Fomentar el interés por la lectura o la narración, practicar a través de los juegos la lógica matemática, la actividad física, realizar actividades manuales o artísticas, y, sobre todo, compartir momentos familiares.
Para concluir, algunas ideas que pueden ser útiles para este objetivo serían:
Contar con una mínima planificación de actividades o un horario –flexible, pero con ciertas pautas-, para no dejar todo a la improvisación, y en esa organización, intentar dar cabida a todo, con un cierto equilibrio lógico. Los niños necesitan rutinas de comida y de sueño bastante estables.
Hacer partícipes a los niños -en la medida adecuada a su edad – de aquellas cosas que a los mayores, en verano, nos resultan gratificantes, como los viajes, las reuniones con amigos o familiares y los planes culturales. Son momentos muy buenos para aprender descubriendo, y para los padres, una ocasión perfecta para emplear tiempo de calidad con los hijos.
Todo esto sin volvernos locos y planificar cada minuto de su día. Alfonso Aguiló, en una de sus sesiones recordó que es necesario “consentir que nuestros hijos aprendan a aburrirse”. No debemos transmitirles la tensión de aprovechar los segundos, haciendo siempre algo activo: apuntarlos a actividades de deporte, inglés, natación, sin perder ni un minuto, olvidando que el tiempo que se dedica a cultivar las relaciones es igualmente valioso.
Aguiló afirma que “hoy, cualquier niño entre dos y diez años en el mundo occidental ha recibido mucha más información que nadie a lo largo de toda la historia pasada. Cosas con las que ningún sabio de la antigüedad se atrevió a soñar, un volumen de información no siempre fácil de gestionar. Estímulos dirigidos a todos sus sentidos: imágenes, sonidos y ritmos de todo tipo. Un tiempo siempre lleno de actividad. Un tiempo libre absolutamente copado, que se combina con numerosas series, largas y absorbentes partidas de videojuegos y todo tipo de aplicaciones para llenar sus móviles, tabletas y cabezas”( Hacer Familia nº 266).
Dejar que los niños se aburran puede ser beneficioso para su desarrollo, ya que les permite desarrollar habilidades como la creatividad, la resolución de problemas y la tolerancia a la frustración. El aburrimiento puede ser una oportunidad para que los niños exploren su entorno, se involucren en juegos libres y descubran sus propias ideas. El tiempo de verano es por eso, un periodo de consolidar sus conocimientos y habilidades aprendidos, pero también es un momento de crecer en su creatividad, forjar, fomentas las habilidades y disfrutar de la familia.
Os comparto una pág. web con muchas actividades para disfrutar desde casa con los hijos
https://www.educo.org/blog/11-actividades-para-ninos-y-ninas-en-verano
” Alfonso Aguiló, “Horror vacui”, Hacer Familia nº 266, 1.IV.2016
https://www.interrogantes.net/alfonso-aguilo-horror-vacui-hacer-familia-no-266-1-iv-2016/