Enero 2020 – Enseñar a los hijos a conocerse
La familia es el entorno por excelencia del desarrollo del individuo, es el eje primario donde comienza la educación y socialización de la persona. Los primeros aprendizajes y experiencias se llevan a cabo en la familia nuclear (padres y hermanos) y extensa (abuelos, tíos, primos) por lo que es especialmente importante en las primeras etapas de la vida fomentar vínculos fuertes y positivos con los más pequeños de la casa.
La familia tiene múltiples funciones, pero sin duda una de las más importantes es ayudar a los procesos de la construcción de la identidad de la persona. Ayudar al niño a conocerse, a descubrir quién es, y favorecer la construcción de una identidad sana son, sin duda, tareas que predicen una vida adulta satisfactoria y plena.
Cada hijo es único, por lo que este proceso requiere de una personalización que se ajuste a la medida de cada uno; no sirven estándares. Los padres pueden favorecer este proceso en las interacciones diarias, aprovechando los momentos de encuentros cotidianos, pero no por ello menos valiosos. Educamos en el día a día, y ayudamos a los hijos a descubrirse en esa experiencia cotidiana: no esperéis a grandes ocasiones o a momentos especiales. Una educación excelente puede articularse en los momentos más sencillos de la vida de nuestros hijos.
Ayudar a los hijos a descubrirse y al mismo tiempo ayudarles a ver hasta dónde llegan sus potencialidades es un reto apasionante que requiere de apertura de mente por parte de los padres para no encerrarse en expectativas propias o ajenas. Algunas ideas preconcebidas acerca de cómo “deben” de ser los hijos entorpece el desarrollo de su personalidad en vez de ayudar a que progrese de manera armónica. Es necesario guiarles, pero respetando su temperamento y sus intereses. Potenciar sus habilidades y ayudarles a crecer seguros de sí mimos acompañándoles en las dificultades y en las crisis eventuales que puedan vivir.
El autoconcepto hace referencia a la idea que las personas comienzan a formar de sí mismas en la primera infancia sobre quiénes son y cómo son. Son los adultos los que ayudan al niño a conocer sus características más importantes, y es necesario que lo hagan con serenidad y equilibrio, ya que la carga afectiva que el adulto trasmite sobre esas características afecta a la autoestima del niño. El papel de la familia es favorecer un entorno adecuado en el que se promueva un desarrollo equilibrado de la personalidad de los hijos.
¿Cómo pueden favorecer los padres que los hijos se conozcan mejor? Una de las primeras respuestas que un niño responde subconscientemente a ¿quién soy yo? es acerca de su yo en relación a tres ejes: “me siento querido”, “pertenezco a una familia” y “soy autónomo”.
- A un hijo no se le quiere por lo que hace, ni tampoco se le quiere por lo que tiene… se le quiere sencillamente por lo que es. Es bueno que partamos de esa premisa para poder transmitírselo. No dejamos de querer a un hijo porque haga algo incorrecto no le decimos que le queremos más porque haga algo correcto.
- Atiende a las cosas positivas de tus hijos y cuando sea necesario házselas saber. No hace falta enfatizarlas o usar superlativos. Decir las cosas buenas en un clima de normalidad favorece que nuestros hijos se relacionen con sus aspectos positivos con naturalidad.
- Ni le elogies ni le critiques en exceso. Es mejor centrarse en las acciones que hace bien o en las que debe mejorar y comentarlas como hechos que han ocurrido (Si un hijo hace algo mal no es “malo”)
- Dale responsabilidades adecuadas a su madurez.
- Enseña a tus hijos tradiciones familiares y si queréis ¡inventaros alguna nueva!
- Favorece las reuniones con otros miembros de la familia, especialmente con los abuelos.
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