Diciembre 2018 – Esta Navidad te regalo mi mirada
¿Sabías que cuando somos niños guardamos en la memoria los acontecimientos cotidianos que nos producen bienestar?
Es cierto que también podemos recordar momentos especiales tanto positivos como negativos, pero en general se posan en nuestra psique los pequeños detalles del día a día que nos hacen sentir de una determinada manera.
A veces recordamos sin querer el olor de nuestro plato preferido. O el perfume de nuestra madre al agacharse para besarnos cuando ya estábamos dentro de la cama. La presión de las piedras frías entre nuestras manos y la textura de las hojas de otoño que recogíamos en el patio del colegio. Recordamos las rutinas de las tardes en casa y como sentíamos el cambio de nuestra piel fría cuando llegábamos a casa y nos metíamos en una bañera caliente para templarnos. Nuestra mente está llena de recuerdos infantiles que guardamos como en una caja de regalos y de vez en cuando se abre, cuando menos lo esperamos. Es el niño que existe dentro de nosotros, como decía Paulo Cohelo, y que cuando uno lo escucha entiende de instantes mágicos.
George Sand decía que la memoria es el perfume del alma. Y ese perfume se compone en especial de las actitudes de las personas que nos rodean, de su forma de ser, de cómo nos hacen sentir. Nuestra memoria episódica, que guarda los recuerdos de nuestra vida, tiene un papel muy potente en la formación de nuestra identidad. Es el gran regalo poder almacenar nuestras vivencias en nuestro cerebro, nos ayuda a saber quiénes somos, y compartir esas vivencias es una gran ventana a las relaciones personales. Cuando compartimos con el otro nuestras vivencias y experiencias, compartimos nuestro ser, nuestra intimidad. De hecho, la enfermedad del Alzheimer afecta principalmente a las estructuras de la memoria episódica, de los recuerdos de nuestra vida, y es sin duda una enfermedad durísima, también para los que quieren a la persona que la sufre, porque que las personas que amas puedan compartir contigo su pasado y su presente contigo es un obsequio que nos ofrece la vida, aunque muchas veces no sepamos valorarlo.
Hemos visto el anuncio de Ikea de estas Navidades 2018 (mis felicitaciones), y encuentro su mensaje muy necesario. Da qué pensar en lo importante que es interesarse por el otro en el ambiente familiar, y que la vida de las personas que amamos, sus recuerdos pasados y sus inquietudes e ilusiones presentes, son un regalo cuando las comparten con nosotros… Y escucharlos, dedicarles tiempo, y posar sobre ellos nuestra mirada, también es un regalo para ellos.
Compartir y conversar “nuestro ser”, “nuestra vida”, y sobre todo, “interesarse por el otro” en un momento en que las relaciones se están volviendo cada vez más superficiales y estamos más centrados en nosotros mismos y los likes que obtenemos en las redes sociales es retador, incluso inspirador. Casi la mitad de los padres ha sido “regañado” por sus hijos por pasar demasiado tiempo con el móvil. Y yo me pregunto, ¿no es preocupante que los niños nos alerten que estamos perdiendo el norte con este asunto?
¿Podrías contestarme a esta pregunta?: ¿Cuántas veces miras el móvil al día? ¿Cuántas veces miras a tus hijos a los ojos?
Te sugiero que esta Navidad mires a tus hijos a los ojos. Con cariño e interés, más que si fuesen el último modelo de iPhone con todas las aplicaciones que siempre soñaste. Ellos son mucho más interesantes que todo lo que puedas encontrar en la red dentro de tu móvil. Pregúntales cosas sobre sus pequeñas cosas y cuéntales cosas sobre ti, sobre lo que te gustaba hacer de pequeño. Cosas divertidas y meteduras de pata que hayas tenido para que aprendan que es bueno reírse de sí mismo. De cómo te sentiste cuando nacieron y de lo bonito que fue entrar con ellos en casa por primera vez. Que lloraban mucho y dormíais poco, también se lo podéis contar ¡Regala a tus hijos tu mirada esta Navidad!
También podemos mirar a nuestros mayores a los ojos. Y trata de descubrir cosas nuevas sobre ellos. Pregúntales. La pregunta es una aliada poderosa que cuando la sabemos emplear nos abre las puertas del alma del otro. Escucha con paciencia las historias, que quizá has escuchado mil veces, pero a la persona que lo comparte siempre le da la impresión que es la primera vez. Regalar tu escucha te hará mejor persona. Escuchar favorece en nosotros la paciencia y la sencillez. Dos virtudes que hoy no están muy de moda, pero que quien las posee es puerto seguro para amigos de verdad.
Regala a los tuyos que guarden el recuerdo en su memoria las historias que se cuentan en las tertulias en familia. Ya está aquí la Navidad. Es tiempo de conversar en casa… De sentirse atendidos y de interesarse por los demás.. En mi casa ya huele a fiesta. Este fin de semana hemos puesto el árbol y las pequeñas manitas de mi hija han colocado las figuras del Belén. Hemos disfrutado mucho. Son unos días muy especiales para los más pequeños, llenos de novedad y color. Se acercan las vacaciones y los regalos… Sin duda es una época de año maravillosa cuando se es niño…, y no tan niño.
Es momento de escribir la carta a sus majestades los Reyes Magos, sin duda empieza la emoción de la espera a la gran noche, es una cuenta atrás que en ocasiones se hace eterna para los niños. Aunque estaréis conmigo que es delicioso ver a los pequeños soñar despiertos pensando en sus juguetes y poniendo sus ilusiones a volar.
Esta Navidad regala a tus hijos tu mirada y tu escucha. Verás cuántas cosas interesantes pasan. Con mucho cariño: Feliz Navidad.