ABRIL 2019 – EL JUEGO DEL ESPEJO
Papá, no soporto a este niño de clase ni a su grupo, no aguanto a ninguno. Siempre están haciendo tonterías, molestando a los demás y al final, nos terminan castigando a todos. Es injusto. Además van a los suyo, solo se hacen amigos de los demás si tienen algo que les interese.”
En el día a día de nuestra tarea educativa, este tipo de conversaciones es habitual. En nuestra sociedad hay una gran tendencia a la crítica, a pensar mal de los demás. Muchas veces se nos cuela dentro el refrán de “piensa mal y acertarás”, y nuestros hijos se lo beben. Es posible que tengan razón, que en muchas ocasiones nos cuenten injusticias, situaciones dolorosas para ellos y que nos duelen enormemente también a nosotros. Sin embargo, podemos evitar caer en la trampa. Por supuesto, cuando nuestros hijos nos cuentan una situación así, en la que tienen razón, les tenemos que escuchar, comprender y hemos de acoger como buenos esos sentimientos que tiene.
Después, una vez que se sienten escuchados y comprendidos empieza el momento de aprovechar esta gran oportunidad educativa. Esta vez os proponemos el “Juego del Espejo”. Este juego tiene dos partes:
– La primera consiste en buscar en los demás lo que es espejo contrario de nosotros mismos. Muchas veces nos pone nervioso de los demás, o nos altera, aquella cualidad o defecto (según se mire) que es contrario a nosotros. Es posible que una persona nos resulte inaguantable por que es muy perfeccionista y nosotros que somos un poco desastres o desordenados no aguantamos esa actitud en el otro. Otras veces no soportamos a alguien porque hace las cosas con gran lentitud y nosotros que vamos siempre con prisas y somos ágiles nos ponemos de los nervios cuando nos toca esperar. A nuestros hijos les pasa lo mismo. Seguramente en su clase hay niños que les gusta llamar la atención y ser el centro y quizá ella, nuestra hija, le parece más adecuado ser discreta y estar en un segundo plano. Quizá a veces se molesta porque una niña es muy ocurrente e imaginativa y ella no lo es tanto y le estresa que no pare de imaginar cosas que no son reales.
La realidad de la vida es así. Cada cual en nuestra singularidad tenemos cosas completamente diferentes a los demás, y muchas veces eso en lugar de verse como algo que nos complementa nos genera distancia. Tenemos la oportunidad en estas situaciones de hacer de espejo y tanto nosotros, como con nuestros hijos, aprender a ver en eso algo que nos puede enriquecer y hacer mejores. Si nuestro hijo es muy rápido y se pone nervioso con la lentitud de un compañero, quizá es bueno parar y preguntarle ¿Qué ventajas crees que tiene ir más despacio?; si nuestro hijo es muy imaginativo y le pone nervioso el realista, podemos preguntarle ¿Qué cosas positivas piensas que tiene el tratar de poner en la realidad esas fantásticas ideas que tienes?. De esta forma podemos ayudarle a comprender que el modo contrario de ser que tiene los otros respecto a nosotros nos puede enriquecer y nosotros a ellos. Así es más posible que estemos más cerca unos de otros.
– La segunda parte del juego consiste en hacer de espejo real. Muchas veces, no somos conscientes de algunas cosas que hacemos y que hacen daño a los demás. Curiosamente son cosas que cuando las vemos en otros nos parecen inconcebibles. Es otra oportunidad estupenda de formar a nuestros hijos y también a nosotros mismos. El juego del espejo real consiste en anotar aquellas cosas que nos parecen malas de los demás, sus defectos que no aguantamos. Se puede hacer con los hermanos, amigos, empezando siempre con quien se tenga mayor conflicto. Le podemos preguntar a nuestra hija: “¿Por qué estás siempre enfadada o molesta con esta niña?”. Es posible que nos conteste algún calificativo tipo: “porque es muy a lo suyo”, “porque mira mal a las demás”, “porque es muy criticona”. Ante estas respuestas le decimos: ahora escribe dos columnas: en una pon las cosas que no me gustan de mí misma y en otra las cosas por las que admiro a esta persona de la que estoy hablando. Es probable que salga en el listado de las cosas que no le gustan muchas cosas que ha dicho que no le gustan de los demás. Esto le ayuda a hacer más consciente algo que no se había dado cuenta que tenía y que probablemente estaba también generando rechazo en los demás.
Además, como vamos poniendo al lado las cosas que se admiran de esa persona, puede ayudarle a suavizar mucho la relación con la otra niña. Es nuestra singularidad la que nos hace nuevos, y esa novedad personal que hace que cada cual tengamos nuestra huella dactilar interior completamente diferente a los demás hemos de procurar que sea más un lugar de encuentro, de complementariedad, de crecimiento, que de discordia. Está claro que no nos vamos a llevar muy bien con todo el mundo, ni tampoco es posible que todos nos caigan bien ni les caigamos bien, sin embargo sí podemos ayudar a suavizar las relaciones con los demás buscando lo que nos une, nos complemente, nos enriquece y nos ayuda a crecer en los otros. Esta actitud genera interiormente otra manera de pensar de los demás, de ver a los demás y sin duda alguna, esto revierte en la forma en la que les tratamos. Esto además, es contagioso.