Agosto 2019 – El cuaderno de bitácora del verano
El cuaderno de bitácora del verano 2019
Para este mes de agosto os vamos a hacer una propuesta un poco singular: realizar entre todos un Cuaderno de Bitácora familiar.
Seguramente sabéis lo que es, pero no viene mal conocer el origen de este instrumento, además así se lo podemos contar a nuestros hijos para que conozcan de dónde viene y entiendan cómo lo vamos a utilizar. “Bitácora, del francés bitacle, es una especie de armario que se utiliza en la vida marítima”. Se trata de un instrumento que se fija a la cubierta, cerca del timón y de la aguja náutica, y que facilita la navegación en océanos desconocidos.
En la antigüedad, este artilugio solía incluir un cuaderno (el cuaderno de bitácora) donde los navegantes relataban el desarrollo de sus viajes para dejar constancia de todo lo acontecido en el mismo y la forma en la que habían podido resolver los problemas. Este cuaderno se guardaba en la bitácora, era protegido de las tormentas y los avatares climáticos porque servía como libro de consulta ante las vicisitudes del viaje.
Una bitácora es, en la actualidad, un cuaderno o publicación que permite llevar un registro escrito de diversas acciones. Su organización es cronológica, lo que facilita la revisión de los contenidos anotados. Los científicos suelen desarrollar bitácoras durante sus investigaciones para explicar el proceso y compartir sus experiencias con otros especialistas.
Hoy en día, es común subir nuestras fotos a instagram para que todos vean lo que hacemos o donde vamos. La propuesta es en este caso hacer un cambio desde “hacia fuera” a “hacia dentro”, propiciando que todos los miembros de la familia se impliquen en la construcción de este instrumento que es sólo para nosotros. De esta forma cultivamos la intimidad familiar, facilitamos el “estar” sin buscar publicarlo sino simplemente para estar con los nuestros y guardando en nuestra intimidad esos momentos muy “nuestros” que no son mejores porque otros los vean sino porque los disfrutamos juntos. La idea es realizar uno desde el primer día de las vacaciones, donde podamos registrar:
- Se puede empezar a escribir anotando los preparativos, los planes que tenemos previstos hacer, los lugares que queremos visitar. Podemos hacer con nuestros hijos una búsqueda previa de esos lugares, su historia, sus costumbres, el tipo de animales, la temperatura que suele hacer.
- Podemos pedir a alguno de los niños que escriba como es el día de preparación de maletas, si hay nervios, qué pasa cuando faltan cosas, si ha ocurrido algo divertido o si han surgido imprevistos ¿cómo los hemos solucionado?
- EL viaje: si vamos en coche, en tren, en avión… ¿Qué pasa? Seguro que hay alguna anécdota divertida para recordar, si hemos realizado juegos durante el viaje o si nos han contado alguna historia interesante.
- La llegada: ¿Qué impresión os ha causado a cada uno el lugar? ¿Ha pasado algo divertido al llegar o algo insólito?
- Durante esos días: Cada cual puede coger el cuaderno cuando quiera y escribir o pegar una foto, un ticket de un sitio que se ha visitado, hacer un dibujo o poner algo que recuerde lo que hemos hecho.
En realidad esto son ideas, pero cada cual puede idear su cuaderno como quiera. Es importante saber que lo más peculiar de este artilugio es que no es necesario escribir todos los días, ni todos los miembros de la familia. Cada cual puede escribir cuando quiera, poner cosas significativas o relatar algún recuerdo o pintarlo.
Es un recuerdo que se guarda como un álbum de fotos, pero tiene historias, dibujos, fotos, aportadas por todos desde el modo de vivirlas cada uno. Al cabo de los años, retomarlo es un tesoro. Poder recordar y revivir ese viaje con esa riqueza de detalles de cada cual nos ayuda a conocernos mejor, a cultivar la intimidad familiar, a propiciar un lugar de encuentro, de unión familiar. Si hacemos esto algunos veranos o navidades o en algunos momentos de nuestra vida familiar, al cabo del tiempo tendremos un lugar al que ir y un espacio “de puertas a dentro” de nuestra vida familiar.