Mayo 2020 – Desafío 24/7
Para Marta y Pablo, aunque lleven 10 años casados, está siendo un desafío la convivencia los siete días de la semana, las 24 horas. Si añadimos cuatro hijos (dos de ellos adolescentes) y el trabajo profesional de ambos, la dificultad es mayor.
Como ellos, muchos matrimonios se enfrentan cada día a un reto para aprovechar esta oportunidad – totalmente nueva e inesperada – para crecer juntos en valores y en virtudes, y también para ganar en unidad y confianza.
¿Qué podemos hacer?
- Escuchar y hablar. Aprovechar los tiempos de intimidad que tenemos gracias a esta situación. Comunicar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos al otro. Merece la pena hablar, escuchar, para aprender, para crecer en nuestra unión. Escucharle sin hacer valoraciones, intentando comprender sus palabras; coger lo positivo de lo que dice, lo que yo también comparto, y buscar la unión, para, desde ese punto, construir.
Facilitar siempre al otro el diálogo; “arrimar el alma” al otro. A veces, las discusiones, si sirven para tener unas paces muy sabrosas, bienvenidas sean, no tengamos miedo a dialogar.
- No descuidarse físicamente. Tener el cuerpo en forma y presentable para estar mejor, aunque no salgamos de casa. Además de dedicar un tiempo para mantener nuestro cuerpo en buenas condiciones con algo de ejercicio diario, esforzarnos en nuestro arreglo personal para ser atractivos a nuestro cónyuge.
- Aprovechar esta oportunidad para aprender juntos. Fomentar la creatividad para desarrollar nuevas posibilidades que nos enriquecen y nos permiten conocer mejor al otro y disfrutar de ese tiempo compartido. El primer paso para ser creativo es tiempo para pensar, y nunca mejor que ahora. El segundo es el diálogo con el otro generador de novedades y cambios. El tercer ámbito podría ser, en este escenario, la formación a través del mundo digital para actualizar y descubrir nuevas herramientas para dar respuestas adecuadas a los nuevos descubrimientos.
- Valorar las cosas pequeñas. En estos días los informativos están llenos de noticias tristes, pero nosotros debemos poner la mirada en las numerosas cosas buenas que pasan en nuestro día a día dentro de casa. Son cosas sin importancia aparente, pero muy valiosas si sabemos detenernos y descubrirlas. Conocernos mejor, compartir vivencias únicas y sobre todo estar mucho tiempo con quien más amamos.
- Cuidar el estado de ánimo. Mantener la ilusión y tener la capacidad de ver lo positivo, lo que se demuestra en el esfuerzo por mantener buen humor en toda ocasión, y reforzar con gestos de cariño, limando las aristas que la convivencia prolongada en un espacio reducido puedan surgir. En estos días se puede ver cómo responde cada uno a los pequeños retos del día a día; esto es muy bueno para conocernos y aprender de las distintas situaciones. Intentar ver el lado bueno y positivo, disfrutemos juntos, con nuestros hijos.
- Rezar juntos. Dios está siempre dispuesto a escucharnos. Afrontemos esta situación “con la fuerza de la fe, la certeza de la esperanza y el fervor de la caridad” (Francisco, 8-III-2020) y vivámoslo de esta manera en familia. Busquemos los medios a nuestro alcance para alimentar nuestra vida espiritual y recemos todos los días.