Mayo 2019 – Conectados pero no juntos
La tecnología nos emociona pero en ocasiones permitimos que nos lleve por donde no queremos ir. Los dispositivos que llevamos en el bolsillo tienen tanta fuerza psicológica que no solo cambian lo que hacemos sino que empiezan a cambiar lo que somos.
Algunas de las cosas que ahora hacemos con ellos, hasta hace pocos años nos habrían parecido raras, incluso inquietantes, pero rápidamente nos hemos acostumbrado por la manera en que planteamos las cosas.
Las parejas mandan sms o miran correos recibidos durante una comida, o incluso viendo una película juntos; compran y entran en Facebook, a lo largo de un día de excursión, en medio de una celebración familiar, y en cualquier actividad cotidiana del hogar. Los padres envían mensajes en las comidas familiares mientras los hijos se quejan de que no les hacen caso; incluso chateamos en los funerales.
Conexión en vez de conversación
Es habitual apartarnos de nuestros pensamientos, para meternos en nuestras pantallas.
Las relaciones humanas son vivas, a veces difíciles, exigentes. No deberíamos sacrificar la conversación por la conexión. A veces preferimos enviar un mensaje a decir lo que queremos a través de una conversación. Necesitamos escucharnos mutuamente. Incluso cuando nos equivocamos o no acertamos con las palabras acertadas, nos estamos mostrando como somos.
Escuchar, estar atento a lo que el otro quiere contarme en todo momento, pensar acerca de nosotros, de nuestros proyectos, y poder compartirlos, hablando de las cosas que de verdad importan, creando espacios sagrados en casa – el salón, el comedor, la cocina-, recuperando esos espacios para poder hablar.
Nos tenemos el uno al otro y tenemos la oportunidad de triunfar en nuestro proyecto juntos, si conocemos nuestros sueños y nuestras posibilidades, pero para esto tenemos que hablar y compartir nuestras cosas.
El amor es exigente, y ahí está la tecnología, más fácil y además requiere menos esfuerzo. Nos atraen los romances virtuales por la ausencia de problemas; a veces pasamos el tiempo en redes sociales en vez de pasarlo con nuestro verdadero amor en tiempo y espacios reales. Mejor es concentrar nuestras energías y nuestro tiempo en las muchas, muchísimas formas de expresar ese amor.
Juntos, hablemos de cómo usar la tecnología y cómo nos puede ayudar para hacer de nuestra vida la vida que realmente queremos tener.