Septiembre 2021: Relación con los suegros, ¿Cuál es el límite?
Una nueva familia
Conviene comenzar diciendo que la nueva familia que se ha creado es lo más importante, y todo lo demás (incluida la familia política) va después. Cuando no es así, se puede desestabilizar la relación entre los dos.
Los padres de ella y de él son importantes, son los causantes de que exista la persona amada, gracias a ellos se encuentra a la persona de la que uno está enamorado. Además, él o ella son como son por lo que han vivido en su familia y es bueno considerarlo. De ahí que sea tan importante durante el noviazgo conocer el estilo de vida del que cada uno proviene, para crear un estilo nuevo, propio.
No siempre ponderamos bien las relaciones que se tienen con la familia política. A veces, por evitar enfrentamientos con el otro, evitamos decir lo que nos disgusta de los suegros y consentimos en decisiones que no habríamos tomado por iniciativa propia.
En ocasiones, muchas parejas acceden a invitaciones por parte de los suegros para pasar parte o la totalidad de las vacaciones con ellos, a pesar de no estar a gusto o preferir otra opción, lo que genera volver a la rutina de septiembre con malestar y habiendo descansado poco.
Relaciones más fluidas
Saber cómo integrar a la familia política en la vida de pareja no es fácil, conviene aprender en qué nos pueden ayudar y cómo nos pueden desestabilizar.
Para que la convivencia con las respectivas familias sea positiva en el matrimonio, y disfrutemos de relaciones fluidas entre las familias de origen y nuestra familia, es necesario que reconozcamos de qué modo están influyendo las familias de origen en la relación, para ver si es necesario poner algún límite al respecto.
La suegra, por ejemplo, es cosa de los dos, pero la madre es de cada uno. Es más fácil que cada uno le diga a su madre, por ejemplo: “mamá, por favor, prefiero que vengáis otro día”, a que se lo tenga que decir el yerno o la nuera.
Es por ello imprescindible que él y ella hablen previamente las cosas. Si a uno de los dos le parece que su madre lo está haciendo muy bien, pero al otro le parece invasivo, hay que hablarlo, analizar si eso es verdad, y si es así, tomar medidas. Hay que tranquilizarle, diciéndole que únicamente queremos el bien de nuestra nueva familia. No se trata de un empeño nuestro en dañar a los padres de él o de ella, no queremos de ningún modo herir sus sentimientos: se trata, únicamente, de buscar lo que ayuda a nuestro proyecto juntos, lo que decidimos los dos. Explicarle, con paciencia, que solo nos mueve nuestro amor. Que es la vida y felicidad que hemos proyectado la que está en juego, y que, al fin y al cabo, solo el matrimonio es el responsable de elegir qué camino quiere seguir. Los demás podrán sugerir, pero no decidir.
Nosotros decidimos
En el matrimonio hay que seguir creando ese estilo nuevo, único y, sobre todo, los primeros años, en los que ayuda mucho poner cierta distancia con las familias de los dos, lo que suele costar entender a los padres de los novios. Es importante dejar a los recién casados solos para decidir cómo va a ser el proyecto de su matrimonio, cómo quieren enfocar sus prioridades, trabajo, conciliación de la vida familiar y profesional, cómo será la educación de sus hijos, todo eso es una labor que tienen que hacer ellos.
Las familias están para ayudar, no para imponer. Hay que pedir a las familias un esfuerzo de generosidad; estar disponibles, pero no imponer decisiones que sólo incumben al matrimonio, evitando “chantajes afectivos”.
Cuando esa pareja esté consolidada, volverán a sus familias; especialmente cuando llegan los niños, porque el apoyo de los abuelos es importante en esta etapa.
Las familias de origen son un gran regalo y la especial ligazón con los padres es la radicación de cada cual: sin raíces no podemos conocer las demás realidades. Tenemos la tendencia a que la familia nos arrope, pero la madurez de la nueva familia requiere ir tomando decisiones sobre la propia vida y el nuevo proyecto elegido entre los dos.